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El canto y la ceniza

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Ахматова Анна Андреевна, Цветаева Марина Ивановна, Згустова Моника, García Valdés Olvido

Los poemas que componen la presente antología nos hablan de la experiencia de dos mujeres: el amor y el desamor, la humillación y la resistencia, la desesperación y el anhelo, la creación y la monotonía de la cotidianidad, la crueldad de la historia y la ternura como sentimiento de la vida. El canto y la ceniza, antología seleccionada, traducida y comentada por Monika Zgustova y Olvido García Valdés, da cuenta de manera amplia y significativa, de la obra de Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, las dos grandes poetas rusas del siglo xx. Este volumen incluye Réquiem y Poema sin héroe, obras maestras de la primera, y Poema del fin y '¡Por el Año Nuevo!', de la segunda, así como un generoso conjunto de composiciones de las dos poetas, que abarca todos sus periodos de creación. El volumen busca más que el estricto orden cronológico 'un ritmo de lectura convincente que retuviese en todo momento -como proponen las traductoras- la intensidad del canto y la amarga, leve, gravedad de la ceniza'.

Згустова Моника

Desde que Aleksandr Solzhenitsyn sorprendió al mundo con su libro Archipiélago Gulag, se han publicado diversos testimonios y estudios que han ido completando el retrato de lo que fue el mayor sistema de campos de trabajo forzado de la historia de la humanidad. Pero han sido sorprendentemente pocos los textos que han tratado la historia de las mujeres en el gulag. Como si ellas hubieran tenido un papel residual en los campos y en la brutal represión del régimen estalinista en general. Fue todo lo contrario. Monika Zgustova, una de las especialistas en literatura e historia rusas más importantes de nuestro país, ha buscado durante los últimos nueve años a las pocas mujeres que siguen con vida de entre las que sobrevivieron al gulag para escuchar y transmitir su testimonio antes de que se perdiera para siempre. Las ha visitado en sus hogares en Moscú, Londres y París, y el resultado, contra lo que pudiera parecer, es un canto a la vida, a la literatura, a la amistad, a todas las personas y a todo aquello que les permitió sobrevivir. A través de los recuerdos y los objetos, libros y cuadernos que perviven de ese tiempo, Vestidas para un baile en la nieve, (la policía secreta soviética se llevaba a sus víctimas en cualquier momento, también cuando estaban a punto de acudir a un baile) traza el retrato de nueve mujeres y su tiempo en el gulag pero también su regreso a la vida cotidiana. Nueve mujeres, científicas, actrices, maestras, matemáticas, poetas, que son otros tantos ejemplos de superación y de profunda humanidad.

Згустова Моника

Una madre y una hija. Hace varias décadas, tuvieron que huir del totalitarismo con el resto de su familia. Desde entonces, su relación ha estado marcada por todo aquello que el exilio rompió para siempre. Con el paso de los años, ambas han rehecho su vida aunque en continentes distintos, siempre prisioneras de no ser de ningún lugar. Y la distancia, el escaso tiempo compartido y las distintas realidades en que viven han ido debilitando los vínculos entre ellas. Mientras la hija vuela por encima del océano para ver quizás por última vez a la madre ya mayor, revisa la existencia de una y otra buscando la comprensión. Y al llegar, le esperan todavía muchas sorpresas que demostrarán que el final de la vida puede ser el momento más intenso, profundo y bello que se puede vivir con una madre.

Las rosas de Stalin

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Згустова Моника

Mi nombre es Svetlana Allilúyeva. Nací el 28 de febrero de 1926. Mi padre murió en 1953. Se llamaba Yósif Stalin.' Svetlana Allilúyeva fue la hija única del dictador soviético. Y su destino pareció reunir las peores catástrofes. Su madre se suicidó cuando Svetlana tenía seis años, harta de la convivencia con su esposo. A los dieciséis Svetlana se enamoró de un cineasta judío, a quien su padre envió al gulag. Más tarde, en 1963, se enamoró de nuevo, en esta ocasión de un intelectual de izquierdas hindú, y cuando él murió Svetlana quiso llevar sus cenizas a la India. Una vez allí, solicitó asilo político a través de la embajada de Estados Unidos. Al llegar a Nueva York pensaba haber alcanzado por fin la libertad. Pero era el momento álgido de la guerra fría, y Svetlana se convirtió en uno de los principales objetivos para los servicios secretos norteamericanos y soviéticos. ¿Era una traidora al sueño comunista? ¿O una espía enviada por Moscú bajo la apariencia de una mujer desquiciada? ¿Cómo iba la CIA a dejar pasar un testimonio tan abrumador de denuncia del régimen soviético sin utilizarlo a su conveniencia? En vez de la libertad, Svetlana es sometida a nuevas formas de vigilancia. A pesar de todo, en Estados Unidos se hizo rica con su famoso libro Veinte cartas a un amigo. Pero cada vez que lograba la estabilidad algo venía a perturbarla cuando no era ella misma. Su vida fue siempre una lucha para huir de la sombra de su padre y de los fantasmas del pasado hasta su muerte en 2011 en Wisconsin. Monika Zgustova nos presenta aquí una novela original, emocionante y llena de giros inesperados.

La intrusa

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Згустова Моника

Monika Zgustova saca a la luz aspectos hasta ahora ignorados o poco conocidos de la vida de Gala: la relación con su padre adoptivo y su familia; la influencia que tuvo en ella la amistad de adolescencia con la poeta Marina Tsvetáieva y la hermana de esta, Asia; de qué manera la Revolución bolchevique de 1917 y los años previos la marcaron para siempre; cómo a los veintidós años cruzó la Europa de la Primera Guerra Mundial, de Moscú hasta París, para reencontrarse con su amor Paul Éluard; cómo por amor a Salvador Dalí se fue a vivir con él a una cabaña junto al mar en invierno, sin comodidad alguna, y una pulmonía estuvo a punto de acabar con su vida. De este libro emerge pues una Gala mucho más compleja, rica y apasionante de lo que hasta ahora se conocía: el retrato de una mujer que rompió con los estereotipos de su época para convertirse en una de las mujeres más decisivas en el arte y la literatura del siglo xx.

Згустова Моника

Continuando con su particular aproximación a la mujer en el siglo xx, esta vez Monika Zgustova centra su atención en Véra Nabokov, la mujer que acompañó al escritor Vladimir Nabokov durante toda su vida. Véra es un ejemplo diáfano de la mujer que, consciente de que comparte su existencia con un hombre extraordinario, decide convertir en su razón de ser el éxito de su marido. Véra es la primera lectora de los textos de Vladimir, quien los pasa a limpio y los prepara para su edición. Organiza la vida de los Nabokov en el exilio, primero en Berlín, luego en París y finalmente en Estados Unidos, donde convence a su esposo de que pase a escribir en inglés y se centre en las novelas, hasta su regreso a Europa, cuando se establecen en Suiza. Lleva las finanzas de la familia y negocia los contratos de los libros, las adaptaciones cinematográficas, los contratos en las publicaciones periódicas. Pero también pretende controlar las amistades de Vladimir, sobre todo las femeninas, hasta el punto de asistir a las clases de su marido en la universidad como una alumna más. Y por otro lado, ¿hubiera sido Nabokov uno de los más grandes escritores del siglo xx sin Véra? La pregunta surge ineludible: ¿era Véra una mujer independiente, como ella se consideraba a sí misma, o su vida dependía en todo y para todo de la de su marido? La novela se adentra asimismo en las relaciones de Nabokov con otras mujeres, a pesar del férreo control de Véra, y lo que representaron para Nabokov y su obra.