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Горький Максим, De la Iglesia Daniel

Este volumen es una colección completa de los artículos dispersos de Máximo Gorki que no habían sido reunidos en libro. En Pensamientos inoportunos Groki expresará sus opiniones sobre la política del momento, violentamente enfrentadas a las de los bolcheviques. Estos artículos serán posteriormente ignorados casi completamente en las compilaciones soviéticas.

Гумилёв Николай Степанович, Гомес де Аранда Луис

Proscrito y vituperado por el régimen soviético durante casi setenta años, la obra poética de Gumiliov siguió viva gracias a la resistencia cultural de quienes la copiaban clandestinamente, para hacer circular en secreto los versos de uno de los poetas más influyentes del denominado Siglo de Plata de la Poesía rusa.

La historia de Rusia

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Figes Orlando, Serrano Giménez María

«Este es el libro de historia que necesitan para entender la Rusia moderna y sus guerras con Ucrania, con sus demás vecinos, con Estados Unidos y con Occidente». ANNE APPLEBAUM «Si de verdad quieren entender la Rusia de Putin, anclada en su pasado de mitos, lean este excelente libro». ANTONY BEEVOR Orlando Figes, el gran especialista en Rusia, ofrece una nueva historia que da sentido al presente. La historia de Rusia se ha visto marcada como pocas por el empleo de mitos con fines políticos. Ningún otro país ha reinventado su propio relato con tanta frecuencia, en un esfuerzo perpetuo por adaptarse a los cambios de las ideologías dominantes, y esa tendencia es precisamente un aspecto vital de su cultura. Para comprender lo que depara el futuro del país -y lo que significa el régimen de Putin para Rusia y para el resto del mundo-, debemos desentrañar las ideas y los significados de esa historia. Desde sus inicios agrarios en el primer milenio hasta la era de Putin, pasando por los periodos de monarquía, totalitarismo y Perestroika, el brillante historiador Orlando Figes examina las claves que han marcado el destino del país, entre ellas la necesidad de un régimen autocrático para gobernar tan vasto territorio; la veneración del «Santo Zar» y el culto al líder; la creencia en un espíritu colectivista esencialmente ruso; y su oscilación entre el carácter europeo y euroasiático. Todos estos ingredientes permiten entender la Rusia moderna. En un momento en el que el país se aleja de Europa, esta historia de su pasado, a cargo de toda una autoridad en la materia y maravillosamente narrada, bien podría dilucidar su futuro.

Moscú-Petushkí

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Ерофеев Виктор В., Kriúkova Helena S., Cazcarra Vicente

«El punto álgido de la literatura cómica de la era Brezhnev (…) es el libro de Venedikt Eroféiev Moscú-Petushkí. Este clásico bañado en vodka de Eroféiev es el relato del intento de un hombre roto de ir de un sitio a otro en una era de absoluta podredumbre social.» David Remnick De acuerdo con los hechos que el lector va descubriendo (en orden todo menos lineal), un obrero del tendido de cables es despedido de su trabajo por enviar a sus jefes unos gráficos detallados en los que trataba de buscar correlaciones entre la "productividad" de sus compañeros y su consumo de alcohol. Ante esta situación, el protagonista (de nombre Venedikt Eroféiev, igual que el autor) se abandona a una borrachera interminable que le lleva al punto en que «la frontera entre la razón y el corazón desapareció y ambos empezaron a repetirme al unísono: "¡Vete, vete a Petushkí! ¡Tu salvación y tu alegría están en Petushkí!"» A un tiempo cómico, brutal y poético, Moscú-Petushkí fue escrito en 1968 y durante años sólo pudo circular en su país en hojas mecanografiadas. En el extranjero, fue saludado como una obra maestra desde su primera publicación en Jerusalén en 1973.

El Quijote desde Rusia

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Montero Díaz Santiago

«Pushkin me animaba desde mucho tiempo atrás a emprender una obra larga y seria. Un día me representó la endeblez de mi complexión, mis achaques, que podían ocasionarme una muerte prematura; me citó el ejemplo de Cervantes, autor de algunas novelas breves de primer orden, pero que jamás hubiera obtenido el puesto que le corresponde entre los astros de primera magnitud si no hubiera emprendido su Quijote...» Así relata Gogol la génesis de Las almas muertas, cuya redacción comenzó en 1835. El vizconde Melchor de Vogüe opinaría más tarde que «el verdadero progenitor de las almas muertas es el mismo Cervantes». Gogol estudió con empeño la literatura española «y, sobre todo el Quijote, que fue siempre su libro predilecto». Turguenev antepone una reflexión histórica: «La aparición simultánea de Hamlet y Don Quijote es significativa: estos dos tipos son el anverso y el reverso de la naturaleza humana, los dos polos del eje sobre que gira aquélla». Reflexión colmada de sentido, pues es, en efecto, ineludible la cotidaneidad de toda idea históricamente operante en su contra. Dostoievsky se nos muestra conmovido, absorto en la obra de Cervantes. El Quijote ocupa el ápice de la literatura universal: «es ése un gran libro, es el número de los eternos, de ésos con que sólo de tarde en tarde se ve gratificada la humanidad». Pretende que la juventud de su patria lo conozca. Dostoievsky ha conocido la Rusia de Gogol, aquella Rusia apiacarada que recorría Jlestakof, la Rusia del sombrío granuja Chichikof. Conocía el sentido de la frase de Pushkin: ¡qué triste es nuestra Rusia! Y veía en el Quijote un reactivo para suscitar la generosidad en las almas adolescentes. «No sé que pasará —escribe en 1877— ahora en las escuelas con la literatura pero sí sé que ese libro, el más grande y triste de cuantos ha creado el genio de los hombres, levantaría el alma de más de un joven con el poder de una gran idea». Evoca las lágrimas de Heine cuando de niño leía la derrota de Don Quijote por el despreciable y sesudo bachiller samson Karasco. El Quijote tiene un sentido metahistórico, es la Summa histórica de los destinos humanos. Es como un como un gigantesco balance de todo el ordo temporum.

El duelo de honor

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Salís Marta

Dice Giacomo Casanova en el relato autobiográfico que abre esta antología que «los filósofos de la corte» requieren que «reine el honor y que el honor sea modelado por el código militar»; puede uno, desde luego, elegir ser «un buen cristiano y un gran filósofo» pero si lo hace debe saber que no por ello dejará de ser «deshonrado, y vilipendiado, y quizá expulsado de la corte, o excluido de las nobles asambleas con mayor oprobio». El código militar, la etiqueta cortesana, las exigencias de nobleza están en el origen histórico de los duelos y perviven aun cuando los contendientes sean civiles, convencidos de cierto idealismo o directamente pobres hombres… Marta Salís ha reunido en El duelo de honor veintidós relatos que, desde la corte de Varsovia hasta un remoto rincón en las costas de Groenlandia, ilustran este peculiar recurso para resolver deudas y ofensas entre hombres amparados en una civilización que parece resolver, de este modo, su propia deuda con la brutalidad. El duelo puede tomar la forma de un juicio de Dios (Kleist), de una advertencia romántica (Pushkin), de un error fatal (Merimée, Dumas), de un extrañísimo despertar moral (Chéjov), de una persecución kafkiana (Conrad); puede incriminar a valientes y a pusilánimes (Maupassant, Nabókov), y dejar a los testigos y padrinos con dolorosos deberes (Teleshov, Schnitzler); o puede, sencillamente, simularse (Lapham) e incluso no celebrarse (Dickens, Crane, Twain). Exaltado o parodiado, sujeto a sofisticadas normas o a ninguna, condenado al absurdo o a misteriosas revelaciones (Borges), el duelo ejemplifica a la perfección el funcionamiento, y el fabuloso teatro, de la violencia masculina. De la sorna caballeresca del almirante Marryat a la oscuridad casi erótica de Vargas Llosa, los temas de esta antología siguen vigentes.

Gente, años, vida

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Эренбург Илья Григорьевич, Rebón Rodríguez Marta

El nombre Iliá Erenburg se relaciona, en primer lugar, con el intelectual que colaboró sin reservas con el régimen soviético, y, en segundo lugar, con su amigo Vasili Grossman, con el que escribió, en colaboración con terceros, el terrible El libro negro. Novelista criticado en su país, en 1932 aceptó ser corresponsal del Izvestia en París, convirtiéndose en un relevante periodista oficial que describía a Stalin como «un capitán que permanece junto al timón … con el viento de costado, mirando la oscuridad profunda de la noche … con un enorme peso sobre sus hombros». Sus memorias, escritas al final de su vida y que hoy presentamos por primera vez íntegras al lector español, son un documento de primer orden para conocer aspectos fundamentales de la convulsa historia del siglo XX. Aunque incómodas para el régimen soviético (hasta 1990 no fueron editadas enteras y sin censura), no dejan de ser los recuerdos de alguien que, en su relación con los más relevantes intelectuales europeos, intentó atraerlos a la propaganda del comunismo. Y, a su vez, fueron también, como recuerda Nadiezhda Mandelstam, «el único de sus libros que desempeñó un papel positivo en su país», porque—afirma—abrió los ojos a una minoritaria intelligentsia.

Noches blancas

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Достоевский Фёдор Михайлович, Sánchez-Nieves Marta

Un joven solitario e introvertido narra cómo conoce de forma accidental a una muchacha durante una “noche blanca”, fenómeno que se da en la ciudad rusa durante la época del solsticio de verano y a causa del cual la oscuridad nunca es completa. Tras el primer encuentro, la pareja de desconocidos se citará durante las cuatro noches siguientes, noches en las que la chica, de nombre Nastenka, relatará su triste historia, y en las que harán acto de presencia, de forma sutil y envolvente, las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño.

Достоевский Фёдор Михайлович, López-Morillas Juan

Ilustrativas de distintos momentos de la primera etapa creadora de Fiódor Dostoyevski (1821-1881), las tres narraciones recogidas en este volumen pertenecen al periodo anterior a la publicación de sus grandes novelas. Tanto Noches blancas (1848) –escrita mientras formaba parte de la redacción de la Gaceta de Petersburgo– como El pequeño héroe (1849) –centrada en el tema de la infancia y la iniciación en el misterio de la sexualidad– reflejan la estrecha y peculiar vinculación que tuvo con el romanticismo el Dostoyevski anterior al destierro en Siberia (1849-1859). Un episodio vergonzoso (1862) marca un decisivo cambio de tono e intención. En este relato, un escritor plenamente maduro traza con maestría una aguda caricatura de la clase dirigente en la Rusia del zar Alejandro II. Traducción de Juan López-Morillas

El idiota

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Достоевский Фёдор Михайлович, López-Morillas Juan

Escrita durante los años en que Fiódor M. Dostoyevski (1821-1881) deambuló por Europa acuciado por sus acreedores, enfermo y necesitado, “El idiota” (1868) es sin duda una de las cumbres de la literatura. La novela, cuyo desarrollo gira en torno a la idea de la representación de un arquetipo de la perfección moral, tiene como protagonista al príncipe Myshkin –personaje de talla comparable al Raskolnikov de Crimen y castigo o el Stavrogin de “Los demonios”–, cuya personalidad, significativamente, da título a la obra. Encarnación de cuantas virtudes se asocian al espíritu cristiano, Myshkin sin embargo, paradójicamente, no logra más que desbaratar junto con la vida propia, la de la mayoría de los que a él acuden.