Poemas sueltos

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Marina Tsvietáieva nació en 1892 en Moscú y murió -se suicidó- en Elábuga en 1941. Entre ambas fechas hay una infancia feliz, literatura y desdichas. En 1922 salió hacia Berlín, Praga y luego París, donde vivió algunso años, antes de regresar en 1939 a la Univón Soviética. Según ella misma cuenta en "Respuesta a un cuestionario", que se incluye en este volumen, empezó a escribir versos desde los seis años y publicó su primer libro, Álbum vespertino, a los 16. Estuvo fuertemente ligada a Pasternak y Rilke, con quienes intercambió una correspondencia signada por la pasión poética y la admiración que se profesaban. Su obra es una de las cumbres de la poesía rusa del siglo XX, pero lejos de granjearle favores, significó para ella desaprobación y pobreza a grado tal, que una de sus hijas murió de hambre en un orfanato. No obstante las penurias, debidas en gran medida a la persecución estalinista -su marido era oficial del ejército blanco-, la poeta permaneció fiel a sí misma y a la palabra, resignificándola desde la musicalidad del lenguaje e implicando al lector con la fuerza de su personalísimo universo y con la realidad que ahí plasma, por atroz que ésta sea. Sin duda, los lectores de nuestra lengua debemos a la intensa y amplia labor de Selma Ancira, como principal traductora y difusora de la obra de Tsvietáieva, un reconocimiento que, en este libro, hacemos extensivo también a Francisco Segovia, coautor de esta traducción.